Es normal que los menores estén de vez en cuando tristes, nerviosos o con miedos; son emociones normales y adaptativas.
En ocasiones, la situación no mejora y puede ser necesaria la intervención profesional para evitar que el problema perjudique el adecuado desarrollo psicoafectivo del menor.
Sería aconsejable pedir ayuda ante las siguientes manifestaciones:
- Ha cambiado la conducta, no tiene interés en cosas que antes sí le gustaban...
- Está triste, apagado/a, irritable, constantemente preocupado...
- No quiere estudiar, no logra concentrarse, se encuentra desmotivado, ha bajado el rendimiento académico.
- Autoestima y autoconcepto dañados. Cree que es peor que los demás y no tiene esperanza en sus posibilidades académicas.
- Falta de habilidades sociales y asertividad. Necesidad de desarrollo de comunicación eficaz y resolución de problemas.
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