En terapia narrativa se emplea habitualmente la externalización del problema, es una técnica muy poderosa. Permite desvincularse de la narrativa que genera malestar que ha estado siendo protagonista hasta el momento. Y esta desvinculación, además de ser sanadora per se, permite observar externamente (por tanto, sin ser amenazante) e identificar fortalezas previamente ignoradas pero cruciales (estas serían los llamados acontecimientos extraordinarios).
En los menores, el uso de dibujos, metáforas e historias es excelente para externalizar los problemas.
Mediante el dibujo los menores pueden enfrentar y resignificar las cosas que les perturban o asustan de forma "como si no fuera con ellos/ellas", aparentando ser observador externo pero suponiendo un cambio inconsciente que implica lograr poder sobre la situación.
Los cuentos o metáforas ponen la imaginación de los menores a la labor de encontrar su propia forma de salir del problema que se plantea en la historia. Además, captan mucho la atención e imprimen huella en la memoria haciendo que se incorpore más fácilmente.
Cuando empleamos estas técnicas, no se debe explicar el significado del cuento o metáfora, perdería el valor simbólico; cada menor recibe y toma lo que necesita para sí (además, la interpretación del adulto no es necesariamente siempre correcta).
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