Decálogo para educar fomentando el bienestar emocional y la autonomía 

Extraído del libro "Los niños, el miedo y los cuentos" de Ana Gutiérrez y Pedro Moreno, en su "decálogo para serenarse y serenar", y basado en ideas del libro "Cuidar y Educar. Guía para padres y docentes" de R. Martiñá, el siguiente listado destaca 10 cuestiones claves para educar fomentando el bienestar y la autonomía.

1. Fomentar actitud positiva. Cultivar el sentido del humor aprovechando las situaciones para ver el lado interesante, provechoso y lúdico de las cosas, incluso de las negativas. 

2. Fomentar la independencia. Ofrecerles oportunidades para asumir responsabilidades y desafíos, de forma que no sean tan fáciles que no requieran esfuerzo, ni tan difíciles que no los puedan resolver. 

3. Ayudar mediante el diálogo socrático a cuestionarse y resolver las dificultades que se presenten con diferentes alternativas de solución. Este tipo de diálogo consiste en ayudar a pensar a través de las preguntas, sin responderlas, para ayudar a que el/la menor vaya encontrando sus propias conclusiones (esto alienta el desarrollo y la confianza; además, los/las adultos no siempre tenemos la solución correcta…). 

4. Fomentar la actitud positiva. Los y las menores absorben lo que ven, se construyen por modelado. Es aconsejable no mostrarse habitualmente demasiado quejosos/as o irritados/as. Es preferible, cuando se necesite (porque se necesita), tomarse un tiempo fuera positivo (la emoción dura unos minutos, incluso las más intensas de rabia y frustración): alejarse 10 minutos, respirar hondo, y facilitar que el cuerpo regrese a menor activación.  

5. Prestarles atención. La confianza de los y las menores se construye sobre la convicción de que son importantes, de que pertenecen, de que ocupan un lugar importante en la mente y vida de sus progenitores. Aunque no todo el lugar, ni todo el tiempo. Ambas dos vivencias en conjunto van conformando vínculos afectivos saludables.

6. Fomentar habilidades resolutivas. Ayudarles a establecer un equilibrio razonable entre expectativas y recursos propios para prevenir frustraciones evitables. Si espero demasiado, todo lo que consiga será poco; si no tengo recursos, toda ilusión será frustrada. 

7. Fomentar la autoconfianza. Contribuir a elaborar un optimismo realista, reconociendo tanto propios recursos como cuestiones en las que se es menos habilidoso/a y formas de compensar esto. 

8. Compartir tiempo de calidad. El tiempo es limitado, sobre todo en esta sociedad de vorágine productiva tanto para los adultos como para los y las menores. Disfrutar conjuntamente de actividades estimulantes que fomenten la comunicación y actitud positiva contribuye a establecer y fortalecer buenos vínculos familiares. 

9. El bienestar de los progenitores ha de provenir de otras fuentes además de los/las hijos o hijas. La mayor parte de las veces, la felicidad de los padres proviene de la de sus hijos/as. Debemos tratar de nutrirnos también de otras fuentes de bienestar (desarrollo profesional, actividades lúdicas, dedicación a aficiones…). En algún momento, los/las hijos/as serán adultos con sus propias fuentes de bienestar, como es natural; es saludable tener otras satisfacciones para evitar el vacío que ese momento puede dejar (y que en consecuencia y sin querer, dificultemos su individuación y paso al mundo adulto). 

10. Aprender a aceptar la vida como proceso. Una mezcla de azar y razón, de éxitos y fracasos, para la que es tan contraproducente tratar de controlarlo todo como mostrarse pasivo ante el devenir de la vida. A momentos se está bien, a momentos se está peor, y uno ha de desarrollar recursos propios para mantener el equilibrio ante los vaivenes inesperados e incontrolables de la vida. 

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