Falta de propósito y necesidad de gratificación inmediata

Según lo veo, un malestar común últimamente en las y los jóvenes es, o deriva de, la FALTA DE PROPÓSITO. 

El propósito es el aspecto del sentido vital que orienta al futuro. Es una energía dirigida a sostener el compromiso, incluso ante dificultades, con determinación a conseguir un objetivo. 

Antes de la pandemia ya existía una sobreexposición temprana a gratificadores inmediatos (internet, juego, pantallas). Esta y los cambios sociales que ocurrieron parecen haber multiplicado y acelerado este efecto.

Un gratificador inmediato es aquello que activa el sistema de recompensa cerebral de forma instantánea. Esto es placentero y podríamos decir que adictivo. Si nuestro tiempo es mayoritariamente ocupado por gratificadores instantáneos, no hay espacio ni energía para poder dedicar al propósito del sentido vital. Así, no sucede el entrenamiento en constancia, en compromiso y capacidad de demora de la gratificación. 

Romper el bucle no es fácil. Aún menos cuando tratamos de hacerlo exclusivamente mediante limitaciones o restricciones (“no usaré más de x tiempo el móvil”, “solo podrás jugar a la play 1 hora los domingos”). Esto es útil a corto plazo, pero hace falta algo más profundo para un cambio duradero en el tiempo y realmente incorporado. 
Fomentar la búsqueda de estímulo, alentar el compromiso con alguna actividad, además de medidas de control externo, son necesarias para romper el bucle.

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