Es muy frecuente que nos encontremos ante problemas de sueño en menores. Especialmente en estos tiempos extraños, inciertos y de cambios de rutinas.
Existen unos consejos generales de HIGIENE DEL SUEÑO muy útiles.
Dirigidos a las familias:
- Es necesario entender los cambios en la adolescencia, especialmente sobre el retraso fisiológico del inicio del sueño, las mayores necesidades de dormir y las alteraciones que producen en el sueño el uso de móviles, internet, videojuegos...inmediatamente antes de acostarse.
- Es útil aprender a reconocer los signos de déficit de sueño como por ejemplo mayor irritabilidad o muy difícil despertar.
- Es muy recomendable el establecimiento de un diálogo familiar sobre el sueño y su importancia, entran aquí en juego aspectos de modelado importantes.
- Ayuda mucho también favorecer un ambiente propicio y relajante al final de la tarde.
Dirigidos al propio menor o adolescente:
- Necesidad de horarios regulares, acostándose y levantándose a la misma hora. ¡Incluso los fines de semana!
- Explicarles los ritmos circadianos, de forma adaptada a su edad, les otorga el conocimiento y por tanto la responsabilidad.
- Es muy útil la exposición a luz intensa por la mañana, ayuda a adelantar la fase de sueño.
- También conviene evitar la exposición a luz brillante a última hora de la tarde y por la noche si existen problemas para conciliar el sueño.
- Se aconseja favorecer las actividades estimulantes en horas con tendencia al sueño diurno y evitar las actividades de alerta (estudio, videojuego...) al menos una hora antes de dormir.
- Completamente desaconsejados los estimulantes (cafeína, bebidas energéticas...) especialmente después de la comida del mediodía.
- A mayor regularidad en los horarios de las comidas, mejor se regularán el resto de biorritmos.
- No es aconsejable dormirse con la TV puesta (disminuye la profundidad del sueño), y desde luego NO es aconsejable tenerla en la habitación.
- Es fundamental practicar regularmente ejercicio físico y es de especial ayuda aprender a relajarse (por ejemplo, existe una adaptación para adolescentes de la relajación muscular progresiva)
- Se aconseja cenar al menos dos horas antes de acostarse e intentar ingerir una cena moderada, sin excesivos azúcares refinados ni proteínas pero no se aconseja irse a la cama con sensación de hambre. Puede tomarse algo ligero para favorecer la relajación antes de ir a dormir (como un vaso de leche, que lleva triptófano y ayuda a dormir).
- Si hay despertares a mitad de la noche, tratar de no comer nada o se corre el riesgo de comenzar a despertarse habitualmente a la misma hora sintiendo hambre.
- Evitar siestas prolongadas (no más de 20-30 minutos) y realizarlas preferentemente después de comer y nunca a última hora de la tarde.
- No realizar en la cama tareas que impliquen actividad mental (tv, ordenador, leer o escuchar algo estimulante, estudiar, trabajar...), reservando la cama para el descanso.
- Una idea puede ser realizar un ritual antes de acostarse que incluya conductas relajantes (actividades de desaceleración) como escuchar música tranquila, una ducha templada, beber un vaso de leche caliente, etc.
- Paradójicamente, reducir el tiempo de permanencia en la cama mejora el sueño y al contrario, permanecer durante mucho tiempo en la cama puede producir un sueño fragmentado y ligero. Si no se consigue conciliar el sueño en unos 15 minutos, merece más la pena salir de la cama y relajarse en otro lugar para volver a la cama cuando aparezca el sueño.
- Es mejor no tener a la vista ningún reloj en el que pueda ver la hora cuando intente dormir.