Podemos decir que la necesidad de PERTENECER, ser vistos/as, nos mueve y da forma a nuestra CONDUCTA.
De adultos/as tenemos habilidades que nos permiten identificar mejor nuestra necesidad y así satisfacerla; tenemos también más herramientas para no reaccionar y desbordarnos. Los/las niños/as tienen aún una mayor dependencia del entorno y menos posibilidad de entender sus sensaciones y necesidades.
Podemos pensar en el mal comportamiento de las/los niños/as como un intento de resolver una necesidad (de pertenencia) en base a creencias equivocadas. Podríamos pensar en cuatro grandes grupos de creencias equivocadas que motivan malos comportamientos:
- Creo que pertenezco solo cuando me miran o me atienden. Así, voy a tratar de que estén pendientes de mi todo el rato a toda costa.
- Creo que pertenezco solo cuando tengo el control y nadie me manda. Así que te desafiaré para demostrar de nuevo que no me pueden obligar a nada.
- Creo que no pertenezco, eso me hiere y por eso me vengo. Haré sentir a los demás lo mal que me siento yo.
- Creo que es imposible pertenecer, soy incapaz. Es mejor no hacer nada, que nadie espere nada de mi.
Si podemos pensarlo así, como una necesidad, podremos intentar abordarlo satisfaciendo la necesidad en lugar de/además de corrigiendo la conducta.
© Derechos de autor. Todos los derechos reservados.
Todo el contenido está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.