El cerebro, a un nivel no consciente, compara constantemente la información que recibe por los sentidos y las experiencias actuales con el conocimiento almacenado y los recuerdos de experiencias previas. Así, se configura el sistema intuitivo, que ofrece respuestas y reacciones rápidas constantemente, sin que nos demos cuenta. Es mucha la información de todo lo que ocurre a nuestro alrededor así que existe un filtrado de "lo poco que es relevante" y esto se procesa a un nivel consciente. El resto no se almacena en la misma memoria, pero la experiencia se ha registrado de alguna manera.
Cuando conduciendo esquivas un bache sin aparentemente haberlo visto, algo de ti se ha dado cuenta de que el coche de delante lo esquivaba. Cuando una decisión "se toma sola", de algún modo tu cerebro está teniendo en cuenta experiencias previas no conscientes. Y cuando "algo te dice" que la respuesta en esa pregunta es la b probablemente hayas observado algún conjunto de palabras similar con anterioridad.
La intuición tiene correlato neurológico (anatómico y funcional) y está construida en base a lo vivido. Se trata de una toma de decisiones rápida, casi instantánea y automática. Está basada en experiencias y aprendizajes previos y tiene muy en cuenta la información que aportan las emociones (no es casual que también se le diga "tener una corazonada").
¿Podemos confiar? La respuesta rápida es sí. Una más realista es: depende. El pensamiento intuitivo, al ser automático y rápido puede cometer errores por falta de pensamiento analítico (que es consciente y deliberado).
© Derechos de autor. Todos los derechos reservados.
Todo el contenido está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.